Al alternar materiales en el modelo, actualizas superficies y lineales, y con ello, el presupuesto. Esta transparencia evita sorpresas y facilita negociar con proveedores usando métricas claras. Incluso pequeñas decisiones, como zócalos o perfiles, se cuantifican de inmediato. Con el impacto económico a la vista, priorizas donde importa y pospones sin miedo lo prescindible, manteniendo control emocional y financiero durante todo el proceso.
La secuencia visual de tareas revela dependencias: no conviene pintar antes de cerrar instalaciones, ni colocar madera antes de sellar humedad. Al previsualizar accesos, acopios y recorridos de trabajo, se reduce el caos en casa. Los contratistas planifican mejor sus equipos, minimizan tiempos muertos y comunican con mayor claridad. Un cronograma que se ve se entiende, y uno que se entiende, se cumple.
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